De las características del cloud computing ya hemos hablado en un artículo anterior, dejando claro que dicha tecnología prevé softwares, agentes, aplicaciones, infraestructuras, redes, programas y bases de datos que no necesitan un hardware concreto, sino que están almacenados en un sitio virtual y se gestionan a través de internet de forma remota. En otras palabras, es por esta razón que se habla, figurativamente, de plataformas industriales en la nube.

En el cloud computing, es decir aquello servicios en las nubes que no necesitan hardwares locales, las principales ofertas son: IaaS, PaaS, SaaS.

Un repaso

Antes de bajar más en profundidad, quizás sea necesario dar un repaso de los puntos clave de la tecnología de cloud computing.

Tres servicios de cloud computing

En el modelo de computación en la nube existen tres principales tipologías de servicios, que se pueden encontrar en las cuatro categorías de nubes que ya conocemos. Las tres categorías, según la sigla inglesa, hacen referencia directamente a un conjunto de servicios en las nubes. De hecho, “as a service”, en inglés significa “…como un servicio”, es decir, productos proporcionados en las nubes como servicios y prestaciones, sin la necesidad de descargas server, aplicaciones u otros programas en los equipos locales.

IaaS (Infraestructure as a Service)

Las infraestructuras como servicio se pagan según el consumo. Concretamente, una tercera parte, llamada proveedor, presta servicios, como – por ejemplo – almacenamiento y virtualización de contenidos, según se necesiten. Es directamente el proveedor que administra los recursos por las empresas, aunque estas siempre pueden controlar la infraestructura a través de un panel o una API (programación de aplicaciones).


Las API son mecanismos que permiten a dos componentes de software comunicarse entre sí mediante un conjunto de definiciones y protocolos. Por ejemplo, el sistema de software del instituto de meteorología contiene datos meteorológicos diarios.


La mejor ventaja de utilizar IaaS es que este servicio no obliga a comprar el “paquete” completo de la oferta, sino que se pueden elegir solamente los elementos que se necesiten. En cambio, la principal desventaja es que, al ser un servicio virtual al que pueden acceder varios clientes, los recursos se comparten entre muchos y pueden ser menos seguros que otros.

SaaS (Software as a Service)

El modelo Saas está formado por softwares, es decir, programas y aplicaciones completas instalados en server virtuales a los que se puede acceder en modalidad remota. Para que sea más claro, un software as a service se refiere a cualquier cuenta de correo electrónico, como Gmail, al que el usuario tiene acceso desde cualquier equipo y lugar.

La ventaja central es que es un servicio muy sencillo; las aplicaciones no requieren mucha personalización y se pueden utilizar de forma periódica o puntual, garantizando un ahorro de tiempo. Por el otro lado, puesto que no se necesita mucho mantenimiento, es importante invertir en formas más estrictas de seguridad, control y rendimiento, lo cual supone más costes. No obstante, este aspecto ni siquiera se puede considerar una desventaja, puesto que implica mayor seguridad de los datos.

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PaaS (Platform as a Service)

Como indica la expresión, PaaS prevé unas plataformas necesarias para el desarrollo de aplicaciones en las nubes. Es decir que un proveedor ofrece un entorno de elementos para que desarrolladores y programadores puedan trabajar en autonomía. Asimismo, cabe destacar que entre menos gestión por parte del proveedor tenga, más bajos son los costes.

En otras palabras, los usuarios son más independientes y pueden diseñar, implementar y gestionar las aplicaciones por su cuenta, todo en la web. Hardware y software, básicamente, se alojan en la infraestructura del propio proveedor, de manera que los clientes tengan a disposición un paquete de servicios completos al que acceder, pero sin la necesidad de tenerlos en los propios equipos locales.

Una de las ventajas principales, de hecho, es que, al desarrollar y ejecutar sus propias aplicaciones, los usuarios no tienen que actualizar el software o realizar el mantenimiento del hardware. Mientras que, la primera desventaja es que, al ser un servicio virtual, cualquier problema de conectividad puede comprometer el desarrollo y la productividad del entero proceso de programación.

NUESTRAS RECOMENDACIONES

En resumen, las tres opciones son válidas y su elección depende de las necesidades de cada usuario.

Evidentemente, la computación en la nube es la mejor aliada para una exitosa transformación digital de las empresas, sobre todo en relación con los avances tecnológicos que caracterizan el mercado empresarial hoy en día.

Esperemos haberte aclarado las dudas y ayudado en tu proceso de desarrollo tecnológico y digital de tu empresa.