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Cómo protegerse de clientes morosos en las empresas

Cuando una empresa está a punto de firmar un acuerdo comercial, se expone a la posibilidad de sufrir impagos por clientes morosos y deudores. Lo primero que habría que hacer para protegerse de tal riesgo sería aprender a detectar con quién firmar contratos y con quién no. Sin embargo, ¿qué pasa cuando el acuerdo ya está hecho y surgen insolvencias?

En este artículo te proporcionaremos unos consejos para defenderse de clientes morosos y evitar problemas económicos.

Clientes morosos

Para que tu empresa se amplíe, es necesario ir por dos caminos: estar al tanto de las tendencias empresariales, para siempre crecer y tener éxito en el sistema actual, y cubrirse la espalda de eventuales problemas causados por terceras partes.

¿Quiénes son los clientes morosos?

Los clientes morosos son aquellos que, frente a unas obligaciones económicas hacia unas empresas, básicamente, no pagan o tienen facturas pendientes. Muchas veces se les llama deudores porque arrastran deudas durante mucho tiempo y representan un riesgo financiero al negocio de las empresas.

Ahora bien, evidentemente, resulta más claro por qué es importante saber con antelación quién son los clientes deudores y qué medidas tomar para defender las propias finanzas.

¿Cómo evitar clientes morosos?

Lo primero para protegerse de los riesgos de impago es analizar las finanzas de los clientes. Lo más sencillo para averiguar la solidez de los negocios es pedir un historial crediticio a los propios clientes. Es decir, para detectar a clientes deudores, lo primero sería informarse sobre ellos. Por suerte, España cuenta con un sistema de información muy detallado sobre las sociedades, llamado RAI (Registro de Aceptaciones Impagados). Dicho catálogo es una “lista negra” de las sociedades españolas tachadas de impagos, por lo tanto, resulta ser la manera más rápida para documentarse.


Cabe destacar que dicho fichero también puede ser útil para informarnos sobre nuestra propia empresa, por si acaso tengamos algunas deudas imputadas.


Luego, a la hora de firmar un acuerdo, sería recomendable elegir opciones favorables para las dos partes. De esta forma se reducirán (aunque no se eliminarán por completo) los riesgos de insolvencias, puesto que las condiciones están pensadas para beneficiar de igual forma a los clientes. En otras palabras: a veces, sobre todo al principio, es mejor poner la mirada en los riesgos y no en las condiciones económicas que, si bien inicialmente podrían suponer excelentes ganancias, posteriormente podrían generar insolvencias.

¿Cómo enfrentarse a situación de morosidad?

Ahora bien, puesto que se puede detectar a los clientes morosos antes de empezar un negocio, también es verdad que las insolvencias se podrían producir sobre la marcha y sin aviso. Por eso, hay que tener en cuenta que, para hacer frente a los problemas lo antes posible, se pueden tomar unas medidas “amortiguadoras”.

Cobrar las facturas lo antes posible

Contar con un buen sistema para el cobro rápido de las facturas puede evitar que los clientes morosos jueguen con los retrasos y se aprovechen de la amabilidad de las empresas.

Para facilitarte el trabajo, hemos destacado unos consejos útiles para reducir los riesgos de morosidad:

  • Evitar largos plazos de pago: cuanto más corto sea el período para el cobro, menos posibilidades habrá de que a una de las dos partes se les pase;

  • Establecer una única operación de facturación: aunque se cuente con más negocios, si la empresa es la misma sería recomendable que el pago se haga una sola vez;

  • Enviar un recordatorio a los clientes unos días antes de la fecha de vencimiento del pago;

  • Ser lo más claros posible en el contrato: establecer previamente los términos de pago, el método, el número de cuenta, etc., resulta ser la manera mejor para evitar malentendidos y problemas de comprensión y comunicación;

  • Utilizar sistemas informáticos de automatización, para que todas las facturas estén en orden y bien organizadas; además, se facilitará también la operación de seguimiento del pago.

Contratar un seguro de crédito

Existen diferentes tipos de riesgos crediticios en los negocios; sin embargo, todos tienen el mismo común denominador: el impago. Por supuesto, contratar un seguro de crédito es una operación que se debería hacer antes de empezar los negocios. No obstante, evidentemente, nunca es tarde para protegerse.

Pero, ¿cómo funcionan los seguros de crédito?

En 100% Seguro hemos investigado qué tipos de riesgos crediticios existen y cómo protegerse. Básicamente, cuando un cliente supera la fecha de vencimiento de un pago, sin cumplir con el mismo, la aseguradora empezará un proceso de recuperación del dinero por vía convencional o —cuando proceda— por vía jurídica. Dependiendo del éxito del proceso, la compañía podrá recobras su dinero o tener derecho a una indemnización.

La cobertura del seguro se define en función de una clasificación de los clientes y de las ventas que la empresa alcance con ellos. En concreto, la compañía aseguradora realiza diariamente análisis de mercado para estar al tanto del perfil financiero de los clientes de los asegurados.

Reclamar una deuda extrajudicialmente

Una deuda extrajudicial —o cobranza extrajudicial— es un procedimiento ejecutado por las empresas para pedirles pagos pendientes a los clientes. En principio, dicho mecanismo es más complejo de lo que parece, ya que, antes de llevarlo a cabo, si se quiere ahorrar dinero y energías en operaciones legales, se debería intentar proceder por otros caminos.

Básicamente, la operación consta con unos pasos a seguir:

  • Comunicación básica: contactar con los clientes para informarse sobre las razones del retraso;

  • Intentar una comunicación funcional para llegar a un acuerdo «extraordinario» beneficioso para todo el mundo;

  • Cuando la comunicación por vía amistosa no funciona, entonces hay que llevar a cabo concretamente la cobranza extrajudicial;

  • Recorrer al fichero de morosos: se trata de una amenaza de todo derecho, ya que el riesgo de leer el propio nombre en el listado de los deudores estatales suele funcionar. En otras palabras: el hecho de que los negocios, presentes y futuros, se vean amenazados por la RAI, empuja a los deudores a proporcionar el pago.

¿Cómo se reclama una deuda extrajudicial?

Obviamente, lo primer que hacer para reclamar una deuda es contactar con un buen asesoramiento legal que se encargue de enviar a los deudores las notificaciones de pago.

Desde aquí, los pasos a seguir son muy sencillos:

  • Construir una buena base probatoria para la reclamación: documentar la deuda con facturas, albaranes y hojas;

  • Acreditar los servicios proporcionados relacionados a la deuda;

  • Investigar la situación económica del moroso para, eventualmente, embargar sus bienes y cuentas;

  • Una vez que tengamos toda la documentación relativa, empezaremos con la demanda en el juzgado para que todo pase al nivel legal.

Lo más importante

En vía conclusiva, lo primero que hacer para evitar problemas económicos, debidos a clientes morosos, sería informarse antes de firmar el contrato de negocio. Sucesivamente, un punto fundamental será establecer condiciones y términos beneficiosos para los clientes, de manera que se reduzcan los riesgos de impago.

Finalmente, a medida que avance la operación de negocio, es esencial documentar todo lo que ocurre a nivel burocrático, para tener una base probatoria concreta a presentar delante de un juez, por si se produzca una situación de morosidad.

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